HIPERINFLACIÓN EN MATERIA DE DERECHOS DE GÉNERO
Uno de los “secretos” de ser libre, es aprender a tener independencia comprensiva, y no dejarse influenciar. El periodismo generalmente es intransigente, y juzga o se pone en una postura subjetiva. Es el caso del tema sobre los derechos según el género. Generalmente estos temas están mal caratulados por los medios, y son tendenciosos.
Por ello, sólo hay que encontrar un buen abogado que sepa cómo aplicar las normas con las que cuenta, las herramientas en la legislación. Existen hace mucho el criterio inclinado a la protección de los derechos femeninos, lo que es un gran paso para equiparar la igualdad en esta materia entre los géneros humanos, y existen vías diversas para lograr el objetivo. El problema está en los excesos a la hora de aplicarlos, en detrimento del otro género contra quien se enfrentan en los tribunales por la causa que sea.
Los errores que comúnmente se dan entre los profesionales, son que inician una causa por una figura jurídica, y luego tratan en el litigio sobre otras, y jamás van a lograr una sentencia distinta al objeto principal de la causa. Ergo: si inicio un “juicio” de divorcio, no puedo obtener una sentencia por violencia. El ideal de justicia, es perfecto. El derecho, es lo que más desea, llegar a ese valor, más sin embargo, es perfectible. En estos tiempos, el derecho también es tendencioso, sobre la base de presiones sociales, a partir, se los aseguro, de minorías con método equivocados a partir de la ignorancia y la mediatez.
Para “frenar” los abusos jurídicos (abuso del derecho: tengo el “derecho a”, pero me excedo en la protección legal, en perjuicio del otro) existiría eventualmente una solución agria (para las minorías antes citada) que constaría en que tengan consecuencias jurídicas al no poder “probar” ni con indicios los “hechos” que afirman. Existen las consecuencias, lo que escasea en general son que los operadores del derecho (abogados) sepan aplicarlas, y lo que no abunda en altísimo grado, es el ánimo del “cliente” de querer “denunciar” hasta las últimas consecuencias el hecho de que se queja y lo afecta.
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